domingo, 7 de septiembre de 2008

Ave, Putin

¡Coño, si tengo un blog!, no me acordaba... Un blog abandonadísimo, por cierto. Tanto que los números del contador de visitas ¡se han largado! En serio: denle hacia abajo a la ruedica del mouse, y donde dice "su turno" debería estar el contador. Qué cosas. Pero bueno, ya que tengo un blog, habrá que actualizarlo y eso. Pero, ¿de qué hablo? ¡Ya está! Como es una bitácora personal e intimista, hablaré de mis deseos, de mis ambiciones como persona especial... y de mis ídolos. Sí, hablaré de mis ídolos. Hoy empezaremos con Vladímir Vladmírovich Putin.


"Si es que, las visten como Putin"


No abundaré en datos biográficos. Todo el Mundo Libre debería conocer lo que este prohombre ha hecho en su vida. Simplemente me haré eco de una noticia reciente aparecida en todos los medios que, a mi modo de ver, condensa y ejemplifica la valía del Primer Ministro ruso: esta semana, Putin salvó a un equipo de televisión del ataque de un tigre siberiano.



Por supuesto, existen individuos de escasa moralidad que ponen en duda la hazaña de este ex agente del KGB... "¿no es mucha casualidad que Putin tuviese el arma ya cargada con sedantes y más casualidad aún que todo esto coincida con una caída de popularidad del Líder tras invadir territorio georgiano?", "¿Son tan gilipollas los periodistas como para acercarse a un tigre?". Paparruchas. Por el Gran Arquitecto, ¿quién puede creer que Putin no es un héroe capaz de tamaño acto? Su valor está por encima de las casualidades. Quienes aún albergan sospechas, es porque no conocen con qué casta se relaciona el Primer Ministro. Para muestra, un botón (el botón del play en el yoteví de abajo).



¡¿Qué más pruebas necesitan esas gentes de poca fe?! ¡Putin y Van Damme son colegas! Es la Alianza de los Nuevos Titanes, el club de los machotes. Putin es capaz de salvar a esos gacetilleros del ataque de un tigre con los ojos cerrados, un brazo a la espalda y Bush Jr. soplándole la nuca.

Pero el heroísmo de Putin no es de nuevo cuño: un individuo con ese imponente físico y tan destacado en sus servicios para el KGB no podía pasar desapercibido tantos años. EPETECAUN de blog ha emprendido una serie de investigaciones a través de los recovecos de la historia para concluir que incluso existe un bio-pic sobre las experiencias de Putin al servicio del Soviet Supremo:



¡Ni siquiera los yanquis pudieron resistirse a la Leyenda de quien más tarde sería Presidente ruso! Y sólo Schwarzenegger (otro Nuevo Titán, otro machote) podía interpretar la sensibilidad y el vigor de Putin con tantos matices.

¿Aún no creen que Danko y el joven Putin son la misma persona? He aquí la prueba definitiva: Putin-Danko confirma en pantalla su odio por los georgianos (sin duda, una casta inferior que debería venderse como esclava en un chino):





Así es: Putin estuvo de misión en New York y conoció a un policía clavado a Jim Belushi. La Leyenda crece por momentos.


¡Ave, Putin!, ¡hail, Hydra!, ¡viva S.P.E.C.T.R.A.!, ¡a tope con K.A.O.S.!

4 comentarios:

Rita dijo...

Javi chan, a mi también me pasó lo del contador de visitas. Es una epidemia que está asolando los blogs de toda la galaxia, pero te doy una solución...

Ponte uno nuevo y pon el contador en 10.000 visitas, que seguro que es lo que tenías, visita arriba...visita abajo...

Pd: ¿Putin es además un Putín? ¿Y si Putin monta en patín y se compra un san martín para pasear... se sube el calcetín? Se que nada tiene sentido, pero me gusta el ritin tín...

Javi Chan dijo...

Rita, quizá tu contador de visitas y el mío se hayan fugado juntos a una web de viajes al Caribe.Son los nuevos tiempos: los contadores y no son como los de antes, ahora hacen su vida. Creo que hay un contador que se ha metido a ciclista y lo está petando.

En otro orden de cosas, ¿qué es "un san martín para pasear"?, ¿un santo que te lleva a coscaletas?

Anónimo dijo...

Como os metáis con mi amigo la vamos a tener.

Javi Chan dijo...

Jamás me metería con un amigo de usted, San Fran. Y menos con uno que hace unas tortas de aceite tan buenas como las de San Martín de Porres.