martes, 25 de marzo de 2008

Desde Polinesia con Pasión (de Cristo): la verdad sobre el chiki-chiki

¡Cariiñooo, ya estoy en caaasaaa! Habíamos parado las máquinas de EPETECAUN de blog durante la Semana Santa porque aquí somos muy de santificar las fiestas, y si las fiestas ya son santas de por sí, ni te cuento.

Por supuesto, como beato que soy, he seguido la prerrogativa cristiana y por motivo de la Pascua he viajado a Tierra Santa: la Isla de Pascua. Bueno, Pascua y alrededores, porque al llegar alquilé un Burro Taxi y me di un garbeo por las islas cercanas. Vamos, que al final me he hecho la Polinesia enterita... Por supuesto, imbuyéndome de sus costumbres: bebí humeantes cócteles de jarras con forma de volcán, me colgué collares de flores, vestí esperpénticas camisas y oriné en las esquinas. Esto último no es costumbre de allí, pero no veas lo diuréticos que son los humeantes cócteles en jarras con forma de volcán.

Mrs. Chan y un servidor en Hawai. Parezco algo mayor, pero es el Jet Lag.

En medio de este proceso de inmersión cultural tuve la revelación objeto de este post. Una verdad que conmocionará a media España. De Polinesia he traído, además de las sombrillitas de los cócteles, el secreto del triunfo del Chiki-Chiki.

Sí, amigos. Resulta que esa melodía que tiene cautivada a media España utiliza oscuras artes con base en ritos paganos para lavar nuestros cerebros y hacernos bailar el brikindans.

“¿Cómo?”, os preguntaréis. Muy sencillo: lo que cuanta Rodolfo Chikilicuatre no es sino un hipnótico mantra polinesio. "Chiki-Chiki" no es sino una deformación de las palabras "Tiki-Tiki": una invocación al Dios Tiki para que desencadene el jolgorio entre los oyentes del himno. Himno que, en su versión original, reza: "¡El Tiki-Tiki mola mogollón: se baila en Bora-Bora y en más de un atolón!".

Amigos, éste es Tiki. Tiki, unos amigos.

Ya lo saben: El Tiki-Tiki se apodera de ustedes, les roba el alma y luego la vende en el rastro. ¿Necesitan más pruebas? Observen al gurú de Rodolfo Chikilicuatre, el gran maestro-guerrero polinesio de la hipnosis danzarina:

¿No pueden dejar de contemplar ese vientre trémulo?, ¿les cuesta retomar el control de su voluntad? ¿Sufren de ligera incontinencia urinaria? Si sólo responden afirmativamente a la tercera cuestión, con una Tena Lady se soluciona, no se preocupen. Pero si la respuesta a las dos primera preguntas es "sí": lo siento, Tiki se ha hecho con ustedes. Ahora forman parte del ejército de zombies que cualquier hechicero polinesio puede manejar a su antojo para explorar con ellos las fronteras del ridículo:


2 comentarios:

*Mejorquebien dijo...

Me gusta el "chiki chiki" o el "tiki tiki"...Me gusta todo lo que suene a absurdo para mandarlo a Eurivisión. Me gusta porque se ajusta a las absurdeces de la sociedad española que, milagrosamente, se ríe de si misma como terapia a todos sus males. Me gusta la tontuna, la irracionalidad y la horterada. Me gusta porque es justo lo que merece el Festival, que nos riamos de los tongos, de las votaciones vecinales y de las canciones pretenciosas. Primero fue La Macarena, luego el Aserejé y ahora El Chiki Chiki. En cuanto a ritmos pegadizos está todo escrito. Vamos que más claro el agua. Quien no quiera verlo es que va cegao!!!

Anónimo dijo...

Soy el de la derecha (del espectador) con la camisa de flores. Que sepa usted que no hacíamos el ridículo. Yo no lo sentía así. Me sentía pleno: había cenado aleta de tiburón a la riojana y eso llena mogollón, se sirve con pimienta, también con pimientón.